La llave maestra de las habilidades sociales
Una vez una jefa me dijo que su virtud más valorada era ser “mano de hierro en guante de seda”, y en mi inmadurez de entonces no me pareció gran cosa. Años tenían que pasar para darme cuenta de su importancia.
Una de las cosas que más me molestaban eran los jefes que maltrataban a quienes trabajaban con ellos, con regaños, ironías y humillaciones. Aunque eran dirigidos a una persona, era indigno para todo el grupo. Era algo que todos sabíamos que estaba mal, pero no teníamos idea como reaccionar o abordarlo. Aunque no me afectara directamente, mi reacción natural era la mala cara por el trato poco humano hacia un colega. ¿Y creen que al Jefe le importaba mi cara si ni siquiera le importaba el ambiente de trabajo ni la dignidad de las personas? Pues nada. Y la mala cara de todos ¿podía hacer algo por mejorar la situación del colega atacado? Pues nada.
Con los años aprendí a expresar mi opinión ante situaciones como ésta, con buenos y malos resultados (o resultados que se veían malos pero que al final fueron buenos, como un sobre azul en vez de oídos sordos).
¡Cómo me habría gustado conocer esta joya dentro de las habilidades sociales: la Asertividad!
Según Eduardo Aguilar(1):
Asertividad es aquella capacidad para expresar y recibir, en forma apropiada, nuestras emociones, pensamientos y acciones, respetando a los demás y a nosotros mismos.
Actuar asertivamente significa tener la habilidad para transmitir y recibir mensajes de sentimientos, creencias y opiniones propias o ajenas de una manera honesta, oportuna, profundamente respetuosa, y tiene como meta fundamental lograr una comunicación satisfactoria hasta donde el proceso de la relación humana la haga necesaria.
Tanto si te cuesta dar tu opinión, como si no tienes filtro ni forma al darla, ésta no tendrá repercusión, no te ayudará ni a ti ni a los demás. Y no me refiero a si te gusta o te molesta el clima, sino a temas que impactan en la convivencia de personas ya sea en ambientes familiares, laborales, comunitarios, etc. Por lo tanto vale la pena detenerse a pensar cuantas veces pudiste haber aprovechado mejor las oportunidades o evitado conflictos, con asertividad.
Ver más en artículo de Psic. Plinio Sepúlveda: Incremente su Asertividad en Situaciones Difíciles.
(1) Aguilar, Eduardo; “Asertividad: Sé tú mismo Sin Sentirte Culpable”, pág. 12; Edit. , Pax, México.